jueves, 1 de septiembre de 2011

Más poemas de Lenwë Alcarín

Para la rentrée he conseguido hacerme con dos nuevos poemas de Lenwë que creo que he podido traducir todo lo fielmente que se puede esperar cuando se traduce poesía.

Para el primero me ha costado mucho lograr que Lenwë me diera el permiso para publicarlo, a pesar de que ya hacía tiempo que lo conocía, porque está muy claramente vinculado al momento de la muerte de su mujer. Pero siempre me había gustado mucho y como nunca ha sido publicado, para mí es un inmenso orgullo publicarlo aquí. Sí alguien quiere la versión francesa se la mandaré encantado.
El segundo es un poema que también conocía desde hace algún tiempo, pero que nunca me había atrevido a traducir por la enorme complejidad del poema en si mismo. A parte del tema que trata, me pareció muy significativo el hecho de que todo el poema estuviera escrito en octosílabos así como que las cinco estrofas del poema constaran cada una de ellas de siete versos. Eso a la hora de traducirlo me ha supuesto una enorme dificultad, tratando siempre de mantenerme lo más fiel posible al poema original, pero creo que al final lo he conseguido. Sin más dilación os dejo con los dos poemas esperando que los disfrutéis tanto como yo lo he hecho:


Sin ti
Que digan que yo estoy loco
Eso me da lo mismo.
Que digan que yo estoy loco
Por estar amando a un muerto
Y del cementerio hago
El jardín de mi recreo
Mi vida entera.

Enterrado me veo
No como un muerto
Enterrado me veo.
Peor todavía
Pues enterrado me veo
Entre los vivos.

En un hoyo estás
Amada mía.
En un hoyo pequeño
No hizo falta más.
Lo que sobraba llenaste
Con agua del mar salada
Y pareces una isla.
Con el rocío embarrada
En tu hoyo que no está oscuro
Y nunca lo podrá estar.

Yo vuelvo cada noche
A aquella que fue tu casa.
Yo vuelvo a dormir en ella
Sin luces y sin ventana.
No puede ser otra cosa
Que mi raído ataúd.
Todo se me agranda en ella,
El salón desprende
Un eco como de hueco,
El baño se ha adormecido
Saben que ya no estás.
Y araño las paredes
Sangre, lágrimas, arena
Que inconscientes resbalan
Hasta el centro de mi alma
Podrida y sola,
Ya marchita.


La noche de los puñales
Acaban de dar las once
Ruidos suben la escalera.
Como aquello que fue y cuándo
Las voces hechas de cobre
Sobre la noche temblando.
Eco que escala mi torre
El lamento de otras manos
Ardiéndose hasta mis venas.

Acaban de dar las doce
Juramentos de otro tiempo.
Temblores de cuando siento
Que va a empezar la batalla;
Por eso inventó la mañana.
Ahora es momento de voces
Fue Baudelaire el que lo hizo
Aireando de angustias el goce.

Pero es la una de la noche
Y llevo en mi hombro pendidos
Todos los malos presagios
Que están desbordando el mundo
De todo: muerte y soledad.
Desde hace ya mucho tiempo
Que vi nacer las estrellas
Compañeras obligadas.

Y dan las dos de esta noche
Extendiéndose maldita
Como una tupida manta.
Trato de tener el control
De todo con mano firme
Mientras voy camino a casa,
Vagabundo de alameda,
Que carga todo sin prisa.

Por fin las tres de la noche
Donde sé que podré mirar
Tu mirada sin mirada
Mirada de los millares
De almas errantes en tierra.
Y es que sin saber se sabe:
Mejor fue perder el control
En tu alcoba pereciendo.

1 comentario:

Marina Tapia Pérez dijo...

me han gustado mucho los poemas que has traducido. qué bien que traigas nuevos autores a estos lectores internautas ávidos de carne literaria fresca ;)